El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha reiterado sus acusaciones de que los manifestantes que protestan en su país han recibido entrenamiento en Estados Unidos, Colombia, Perú y Chile. Durante un reciente discurso, Maduro afirmó que estos grupos buscan desestabilizar su gobierno y crear caos en la nación sudamericana.
Maduro sostuvo que los manifestantes forman parte de un complot internacional dirigido por Washington y apoyado por varios países de la región. Según el mandatario venezolano, estos entrenamientos tienen como objetivo preparar a los individuos para llevar a cabo acciones violentas y subversivas contra el estado venezolano.
El presidente también señaló que su gobierno cuenta con pruebas contundentes que demuestran estas acusaciones, aunque no ofreció detalles específicos ni presentó evidencia durante su discurso. Maduro aseguró que estas acciones forman parte de una estrategia más amplia para socavar la soberanía de Venezuela y derrocar su administración.
Estas declaraciones se producen en un contexto de continuas protestas y disturbios en Venezuela, donde la crisis económica y social ha llevado a la población a expresar su descontento en las calles. Las tensiones entre el gobierno y la oposición se han intensificado, y las acusaciones mutuas de injerencia extranjera y represión han marcado el tono del debate político en el país.
La comunidad internacional ha reaccionado de diversas maneras ante las afirmaciones de Maduro. Mientras algunos gobiernos y organizaciones han expresado su preocupación por la situación en Venezuela, otros han mostrado escepticismo respecto a las acusaciones del mandatario. Sin embargo, la situación sigue siendo tensa y el futuro político de Venezuela es incierto.