Cuando la gente menciona violencia en el futbol uno puede pensar en el suceso que tuvo lugar en Querétaro el año pasado entre la barra de Atlas y la local, incluso podría uno pensar en “El Piojo” Herrera dándole una Cachetada a un conocido periodista o en Nahuel Guzmán haciéndose de palabras con la afición visitante. Uno no piensa en una violencia mucho más peligrosa, mucho menos palpable pero existente que aqueja a la gran mayoría de jugadoras de la ´Liga MX Femenil´.
Las mujeres jugadoras son cosificadas, son sexualizadas e incluso nulificadas en su carrera futbolística. Múltiples notas con títulos como “jugadora con uniforme ajustado”, “así lucen las jugadoras de tal equipo sin su uniforme”, nos llevan a dejar notas de lado como la que nos habla de la jugadora del Pachuca, Selene Cortés que denunció acoso digital, o la que habla sobre las jugadoras veracruzanas del “Camara FC” que protestaron en contra de las amenazas que una de ellas recibió.
Normalmente estas denuncias, esta visibilización de la situación, se queda flotando sin que las autoridades tomen cartas en el asunto.
Camberos y su vivencia en México
Scarlett Camberos es una delantera estadounidense que juega para el ‘Club América’, llegó hace un año a México y su participación le valió para ser llamada a la ´Selección Mexicana’. Sin embargo, también durante un año, ha sido víctima de acoso, sobre todo cibernetico.
Un sujeto identificado como José Andrés N comenzó a publicar cosas diariamente en las redes sociales de la futbolista al grado de seguirla en una ocasión de camino a casa. El hostigamiento y la presión era tal que él hackeo las cuentas de Camberos para publicar un mensaje asegurando que era su pareja sentimental.
Evidentemente el terror en la delantera se hizo presente, no era para menos, un hombre que no sabía de donde salió, quien era o en donde vivía, de repente la seguía, no la dejaba en paz por redes sociales y se metía con su intimidad y privacidad.
Futbol femenil y su precarización
En un país en el que a las jugadoras les cobran por usar las regaderas de las instalaciones y la comida que se les da dentro del plantel, no sorprende ver a jugadoras salir de entrenamientos y partidos con su mochila al hombro y caminando a esperar “microbuses” que las puedan llevar a su hogar. Son pocas las jugadoras que reciben un sueldo decente que les permita comprar un auto propio y no hablemos de jugadoras que, como sus compañeros de la Liga MX, son acompañados de “gente de seguridad”.
Algunos equipos no ven a la ‘Liga Femenil’ como una liga profesional, no ven a las jugadoras como “miembros de un primer equipo”, las ven como simples extensiones de la Institución a las cuales les hacen un favor al darles un par de uniformes del club.
Con estas condiciones, ¿Cómo esperamos que las futbolistas se sientan seguras y valoradas?, ¿Cómo esperar que Scarlett no tenga miedo en su recorrido a casa con una persona que puede estar siguiéndola sin ella saberlo?
Legalidad del caso
La responsabilidad en el caso de Scarlett no recae por entero en el club de Coapa, que, según el comunicado, “el Club América realizó todas las acciones legales que tuvo a su alcance para evitar y buscar se sancionara el acoso digital del que es víctima nuestra jugadora” con lo cual lograron un arresto domiciliario de 36 horas para el susodicho, pero esto no fue suficiente.
La ‘Fiscalía General de Justicia’ asegura que hicieron lo que estaba dentro de sus posibilidades para ayudar a Camberos, el mismo club asegura que recibieron apoyo, pero hay lagunas legales que no permitieron una sanción mayor.
Al final, ni la jugadora, ni su familia, ni la agencia que la representa sintieron que ella estuviera segura en México, así que, para evitar otro problema y fomentar su recuperación emocional después de meses de vivir en incertidumbre, tomaron la decisión de que ella volara a Los Ángeles, en donde, de ser posible continuara su carrera futbolística en el ‘Angel City FC’.
Ahora Scarlett Camberos deberá cambiar su vida, su residencia, su expectativa en el futbol por culpa de un sujeto que no tendrá ninguna sanción, que no modificara su vida, que seguirá su camino como si nada hubiera pasado, porque las consecuencias emocionales y profesionales las tendrá ella y él habrá ganado.
¿Qué harán las autoridades para castigar a una persona que acosaba a otra? O ¿será este otro caso de impunidad de los muchos que hay en México de violencia contra la mujer? ¿Será esta situación olvidada en cuanto Scarlett comience a jugar en Estados Unidos?