Según un informe reciente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el comercio ilegal de flora y fauna está contribuyendo significativamente al cambio climático. Este comercio, además de ser una grave amenaza para la biodiversidad, también afecta los esfuerzos globales para combatir el calentamiento del planeta.
El informe detalla cómo la extracción ilegal y el tráfico de especies silvestres desestabilizan los ecosistemas, lo que a su vez afecta su capacidad para capturar carbono, una función esencial para moderar las temperaturas globales. La deforestación ilegal, impulsada por la demanda de madera, palma y otros recursos, libera cantidades significativas de carbono almacenado en los bosques.
Además, la ONU señaló que este comercio no solo tiene un impacto directo en el cambio climático, sino que también socava los medios de vida de las comunidades locales que dependen de estos ecosistemas para su sustento. Estas comunidades suelen ser las más vulnerables a los efectos del cambio climático, lo que agrava su situación de pobreza y desplazamiento.
En respuesta, la ONU está instando a los gobiernos de todo el mundo a fortalecer las regulaciones y la aplicación de la ley contra el comercio ilegal de vida silvestre. También enfatizan la necesidad de cooperación internacional para combatir eficazmente estos delitos transnacionales, que requieren una red coordinada de respuesta.
El informe también hace un llamado a la acción para que los consumidores sean conscientes de la procedencia de los productos que compran y opten por alternativas sostenibles. Esta concienciación puede disminuir la demanda de productos ilegales y, por lo tanto, reducir la presión sobre los ecosistemas vulnerables.