El presidente Andrés Manuel López Obrador ha asegurado que no habrá ningún inconveniente con el paro nacional que han iniciado jueces y trabajadores del Poder Judicial, quienes se oponen a la reforma gubernamental que propone la elección popular de jueces y la Suprema Corte. A pesar de la preocupación expresada por los manifestantes, el mandatario fue enfático al decir que los empleados «no van a salir perjudicados en nada», y reiteró que el problema radica en la corrupción que prevalece en los altos niveles del poder.
Durante su conferencia matutina, López Obrador hizo un llamado a no sobreestimar el impacto del paro, señalando que los jueces y magistrados «no atienden a la población» y que su ausencia podría incluso evitar que se libere a delincuentes. Con una mezcla de crítica y sarcasmo, el presidente expresó que la falta de actividad de estos funcionarios no afectará al país.
El paro, que comenzó este miércoles por la Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito del Poder Judicial de la Federación (Jufed), ha limitado las actividades judiciales a casos urgentes, mientras que la Suprema Corte y el Tribunal Electoral continúan operando. Los trabajadores judiciales temen que la reforma, que el Congreso podría aprobar en septiembre, ponga en riesgo la carrera judicial y permita la intromisión de partidos políticos y el crimen organizado.
A pesar de considerar «ilegal» la huelga y de acusar a los trabajadores de ser «paleros» de los poderosos y corruptos, López Obrador subrayó que no habrá represión. Reiteró su postura de que la reforma busca devolver el poder al pueblo, afirmando que es mejor que los jueces sean elegidos por el pueblo en lugar de por altos funcionarios o incluso por el propio presidente.