La reciente crisis diplomática entre México y Ecuador, desencadenada por la expulsión de la embajadora mexicana Raquel Serur por el gobierno ecuatoriano, ha puesto a prueba las relaciones bilaterales entre ambos países. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que, a pesar de este incidente, su gobierno no romperá relaciones con Ecuador y no tomará medidas recíprocas contra el embajador ecuatoriano en México.
La decisión de Ecuador de declarar «persona non grata» a la embajadora Serur surge tras comentarios de López Obrador sobre el proceso electoral ecuatoriano, que el gobierno de Ecuador consideró inapropiados. Sin embargo, López Obrador reiteró su posición y defendió el derecho de asilo y la soberanía de la embajada mexicana en Ecuador, enfatizando que las instalaciones diplomáticas son territorio soberano y no pueden ser violadas.
En respuesta a la situación, el presidente mexicano ordenó el regreso de la embajadora Serur a México, utilizando la Fuerza Aérea para su traslado. López Obrador elogió a Serur, destacándola como una intelectual de primer nivel y una persona íntegra con ideales y principios.
Este incidente se produce en un contexto de tensión previa, relacionada con el asilo político otorgado por México al exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, quien se refugió en la embajada mexicana en Quito tras ser condenado por corrupción en Ecuador. López Obrador ha manifestado su disposición a trasladar a Glas a México, respetando el pedido de asilo del exvicepresidente y subrayando la tradición mexicana de proteger a los perseguidos políticos.
La situación ha generado un debate sobre los límites de la diplomacia y el respeto a la soberanía nacional, así como sobre el papel de México como refugio para figuras políticas de la región. A pesar de las tensiones, ambos países han evitado una ruptura total de relaciones diplomáticas, lo que sugiere un interés en mantener canales de diálogo y cooperación abiertos.
Este episodio refleja la complejidad de las relaciones internacionales en América Latina y destaca la importancia de la diplomacia y el respeto mutuo en la gestión de desacuerdos políticos y electorales.