Restos del Satélite Ruso destruido, podría durar al menos una década

Después de que Rusia destruyera uno de sus propios satélites el pasado 15 de noviembre, diferentes rastreadores de satélites estudian las consecuencias del incidente. Tras el estallido, una nube de escombros se extendió tanto que podría representar una amenaza para otros objetos en órbita, incluida la Estación Espacial Internacional.

Según el Departamento de Estado de los Estados Unidos, hay alrededor de 1,500 piezas de fragmentos rastreables, además de miles de piezas pequeñas imposibles de seguir. Dichos pedazos se mueven a miles de kilómetros por hora, y podrían ser una amenaza para cualquier objeto que se cruce en su camino.

Las pruebas iniciales muestran que los desechos se extiendan en la misma dirección en la que el satélite recorría su órbita. Además, representan un riesgo potencial de colisión para los satélites que se encuentran en órbita baja; riesgo que podría extenderse por años e incluso décadas.

Cada uno de los fragmentos terminó en altitudes más altas o bajas y se mueven a velocidades distintas, dependiendo de su altura. Los fragmentos que se ubican más alto, tardan más en dar una vuelta a la Tierra que los que se encuentran más cerca.

La nube de fragmentos se transformará a lo largo del tiempo, donde los escombros en órbitas inferiores caerán a la Tierra más rápidamente, mientras que los más alejados tardarán mucho más en hacer lo mismo, según el profesor Hugh Lewis de la Universidad de Southampton.

Los fragmentos podrían permanecer más de una década en órbita

https://twitter.com/ProfHughLewis/status/1461268579026980866

Por ahora, las predicciones se basan en simulaciones donde se cree que podrían ubicarse los fragmentos. Estas simulaciones se volverán más realistas a medida que lleguen más datos sobre el resultado de la prueba. Además, se han calculado rutas de 300 fragmentos provocados de la prueba, que podrían ser incluso más grande tras el impacto.

El sitio LeoLabs asegura que los restos del Kosmos 1408 podrían permanecer en órbita por décadas, presentando un riesgo para la estación espacial y otros satélites. Para evitar una coalición que inutilice algún instrumento, muchos operadores tendrán que monitorear el espacio de estos escombros.