Y que conste que no es una idea mía, sino de muchos izcallenses que viven carencias en este ahora sí, miserable municipio. Y no es rencor ni nada, pero lastimosamente cada vez que converso con parte de la ciudadanía, lo único que escucho es inseguridad y baches. Y no es casualidad que en menos de una semana tengo la desfortuna de escuchar como un auto nuevo le habían robado las llantas, el pobre de mi conocido terminó pagando 30 mil pesos. Del mismo modo el robo de un auto a mano armada, derivando en un cachazo y obviamente el robo de la unidad. Pero eso sí, salimos en televisión nacional, exhibiendo la eficiencia y eficacia de nuestras autoridades.
Así como también la falta de agua, recolección de basura. Es una pena, para el que escribe, recibir invitados de otros estados y lugares cercanos, y las primeras impresiones es acerca del pésimo estado de las calles y mantenimiento en general, yo les perjuraba que Izcalli es mejor que nuestros baches ¿lo somos?
Sin duda, el enojo es generalizado contra la actual administración. No he conocido ningún izcallense, (con excepción de los trabajadores del ayuntamiento) que diga que vamos bien. Y como la respuesta es consecutivamente negativa por parte de nuestras autoridades, se esta pidiendo no pagar agua ni predial, claro, aún es a voces la campaña. Y es que es fácil predecir que la próxima administración de Víctor Estrada, dirá que no hay dinero y quizá vaya a tener mucha razón, por eso en enero ya con los respectivos descuentos que siempre llegan, regularizar la cuenta, para que tenga con que actuar.
Porque si se van a clavar una lana, ya que no sea esta administración que tanto ha dañado al municipio. Y eso, aunque se enojen algunos, es responsabilidad del presidente municipal, direcciones, síndicos y regidores mediocres que hicieron una incipiente oposición (salvo casos aislados).
A dos meses y medio del termino de esta administración nos queda claro que ésta ha sido la peor etapa que ha vivido Cuautitlán Izcalli. Por suerte, ya se van y habemos algunos que nos quedaremos, por suerte quedamos «tan amigos como siempre».