Podrían cultivarse diferentes plantas en suelo de asteroide. Plantas de lechuga romana, chile y rábano rosado crecieron en mezclas de turba y suelo falso de asteroide. El informe fue publicado en el Planetary Science Journal de julio.
Anteriormente, los científicos lograron cultivar previamente cultivos en tierra luna. Pero el nuevo estudio se enfoca en meteoritos de condrita carbonácea, conocidos por ser ricos en fuentes volátiles, especialmente agua. Así lo explicó la astroecóloga Sherry Fieber-Beyer de la Universidad de Dakota del Norte en Grand Forks.
Estos meteoritos, y sus asteroides protenitores, también son ricos en nitrógeno, potasio y fósforo, nutrientes agrícolas clave. Pulverizar este tipo de asteroides, tal vez como parte de los esfuerzos de minería espacial, podría proporcionar un suministro listo de material agrícola en el espacio.
El suelo de asteroide por sí solo no deja crecer las plantas, pero existe una solución
Fiesher-Beyer compró un material que imita la composición de las rocas espaciales. Después se lo dio a su estudiante graduado Steven Russell, a quien le pidió cultivar unas plantas. Russell, quien ahora es astrobiólogo en la Universidad Wisconsin-Madison, eligió un tipo de rábano, lechuga y chile. Todos estos han crecido a bordo de la Estación Espacial Internacional.
A partir de esto, él, Fiesher-Beyer y su colega Kathryn Yurkonis, también de la Universidad de Dakota del Norte, compararon cómo las plantas crecían solo en suelo de asteroide falso, solo turba, y varias mezclas de ambos.
El resultado fue que todas las mezclas que contenía turba, las plantas crecieron, debido a que esta mantiene la tierra suelta y mejora la retención de agua. Sin embargo, el suelo de asteroide falso por sí solo se compactó y no pudo retener el agua, por lo que las plantas no pudieron crecer.
Tras esto, Fieber-Beyer intentará cultivar semillas de arveja peluda en esa tierra falsa de asteroide. Dejará que las plantas se descompongan y luego mezclará la materia vegetal muerta en el suelo. Según ella, esto podría asegurar que el suelo no se compacte. Además, las semillas pesan mucho menos que la turba, lo que las hace más fáciles de llenar el espacio para ayudar en futuros intentos de cultivo.