Hemos pasado los 100 días de la administración municipal y después de varios meses me queda la pregunta ¿Cuál es el sello de esta administración? Seguridad pública no lo es y pareciera no ser relevante. Pago de deuda tampoco. Servicios públicos y bacheo a medias. Eso si, programas sociales aseguradores y renovadores de voto por doquier, podría ser.
Después de 100 días, pareciera que el alcalde vive cierta tranquilidad cuando los de abajo, no saben lo que hacen o dicen no saber lo que hacen. Y es que si vamos sumando cada una de las acciones e inacciones cometidas por el ayuntamiento en su sumatoria el balance después de 106 días, con muy buenas intenciones podría quedarse a la mitad tirándole a malo.
Tan obtuso es el panorama que se presumen obras sin terminar, mal hechas y reportadas al alcalde como metas alcanzadas. Si bien, el tema de servicios públicos está medio cubierto, el bacheo deja mucho que desear y eso que el dios Tlaloc ha sido benevolente. También, el desconocimiento de los costos tan básicos como es la tonelada asfáltica por parte de los encargados de servicios, nos obligaría a valorar el desempeño del puesto que ocupan. Que si bien, la experiencia nos dice que a veces las omisiones son conscientes y por algo más fuerte. Dice el dicho, piensa mal y acertarás.
Un centenar de días después, quedan más preguntas que respuestas, ya que no se ha aclarado certeramente la deuda del municipio, la cantidad de aviadores y los procesos que se abrieron contra responsables, los resultados de la entrega-recepción de la administración anterior y demandas suscitadas, pago a provedores y más. Todas las respuestas obtenidas al momento, son las mismas que los políticos predecesores a Víctor Estrada ya dieron, alargaron y nunca respondieron certeramente. Todo, bajo la lógica política que narra: «Entre bomberos no nos pisamos las mangueras»
Después de 100 días, podemos decir: «Señor Estrada es usted en toda la extensión de la palabra un político». Lo que sea que eso signifique en el imaginario del ciudadano común mexicano. ¡Qué lástima! Sin duda, el camino que vemos de aquí a las próximas elecciones será el mismo. Gris y sin movimiento. Mientras la soberbia e inexperiencia sigan reinado alrededor del actual del cuarto piso, nada bueno pasará y en el mejor de los casos no pasará nada. Sin duda me encantaría tragarme las palabras, de ser así lo reconoceremos con bombo y platillo como ya lo hemos hecho antes. Pero como dudo mucho que así sea, mientras, quedamos tan amigos como siempre.