La sonda espacial Voyager 1 comenzó a fallar recientemente, tras casi 45 años de servicio activo para la NASA. Aparentemente dañada por su antigüedad y por la radiación constante a la que se expone, está enviando datos de telemetría sin sentido.
Los datos de telemetría ayudan a posicionar los instrumentos científicos de la Voyager y su antena de alta ganancia que le permite comunicarse con la Tierra. Ambos sistemas parecen estar todavía en funcionamiento, ya que los instrumentos de ciencia de datos envían buenas lecturas. Además, dichas lecturas están llegando a la Tierra, lo que es muestra de que la antena apunta en la dirección correcta.
Por ahora, se desconoce la causa de los datos extraños. Los ingenieros están tratando de reducir el problema. Su primer paso es determinar si lo que sea que esté causando los datos aleatorios está en el Sistema de Control de Actitud y Articulación (AACS) o en algún otro subsistema que le proporcione datos.
Una cosa que los datos falsos no han hecho es activar ninguno de los sistemas operativas de «modo seguro» para la sonda. Esto podría haber cerrado gran parte de su funcionalidad. Además de los datos inestables, la Voyager 1 funciona con normalidad y continúa enviando valiosos datos científicos desde 14,500 millones de millas de distancia.
Junto a su nave hermana, la Voyager 2, son las únicas sondas que han salido del sistema solar y recopilan datos donde nadie ha ido antes. La Voyager 2 por ahora parece estar funcionando bien, devolviendo telemetría normal y otros datos desde 12,100 millones de millas de distancia. Eso apunta a que algo anda mal específicamente con los sistemas de la Voyager 1. Las posibles soluciones incluyen cambios de software o cambiar un sistema de hardware redundante que normalmente se utiliza para la copia de seguridad.
No es la primera falla de la Voyager
En 2017, los propulsores principales de la Voyager 1 comenzaron a fallar. Los ingenieros de vuelo cambiaron los propulsores que se usaron inicialmente para maniobrar la sonda alrededor de los planetas en los años 70. Estos comenzaron a funcionar de forma increíble, a pesar de que no se utilizaron en 37 años.
Sin embargo, existe un problema a más largo plazo: cada año, el reactor que ha estado alimentando a la Voyager todo este tiempo produce cuatro vatios menos por año. Con el tiempo, esto ha provocado que el equipo de la misión apague algunos subsistemas para dirigir la energía donde más se necesita.
Eventualmente, todos los subsistemas tendrán que ser apagados. Aún así, hasta ese momento, que parece ser más tarde de 2025 al menos, el equipo de la misión seguirá obteniendo la mayor cantidad de datos invaluables posibles.