China, Estados Unidos y España son sólo algunos de los países que trabajan para tratar de realizar una vacuna contra un coronavirus nuevo que, según los últimos datos, ya ha contagiado a 24.324 personas en China (490 fallecidos).
El desarrollo de vacunas podría ser rápido y ocurrir en distintos lugares del mundo. Y es que, aunque de momento no existen antivirales específicos contra este virus, los científicos únicamente han podido desarrollar vacunas contra coronavirus capaces de infectar exclusivamente a animales, como los cerdos, las experiencias del pasado ayudan.
«El diseño de la vacuna y las primeras pruebas en animales de experimentación serán rápidas» porque ya se ha investigado en vacunas similares para los otros coronavirus mortales anteriores, subraya el científico español Luis Enjuanes, del departamento de Biología Molecular y Celular en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB) en Madrid.
Desde que se conocieron los primeros casos de infectados en la ciudad china Wuhan, la comunidad científica se afana por comprender un virus que causa una grave enfermedad respiratoria y cada vez son más los artículos publicados. Según datos de la revista Nature, hasta el 30 de enero se publicaron más de 50 trabajos en inglés.
Además, más de 80 revistas, sociedades científicas u organizaciones que financian estudios, han decidido compartir de forma rápida y gratuita los hallazgos relacionados con este brote.
Los resultados mostraron secuencias genéticas en las muestras casi idénticas y que el coronavirus se originó en una sola fuente, en un período muy corto y que fue detectado con relativa rapidez.
Para los autores, a medida que el virus se vaya transmitiendo a más individuos, irán surgiendo mutaciones que «necesitarán de una vigilancia constante».
Pese a esto, los autores sí creen -aunque aún está por confirmar- que el nuevo coronavirus puede usar la misma puerta molecular de entrada a la célula que el SARS en humanos (el receptor ACE2).
Basándose en estos datos, dicho equipo sostiene que es probable que el 2019-nCov puede estar hospedado inicialmente en murciélagos pero fue transmitido a humanos a través de un segundo animal, aún desconocido, que se vendió en el mercado de Wuhan.