La muerte no se analiza con todo el rigor y con su merecida amplitud, debido que para muchos es un tema tabú o escabroso a tratar y por ello, Sandy Sullivan ha ideado de un método ecológico para reducir la huella ecológica que marca la muerte.
Sullivan es dueña de «Resomation», una empresa especializada en un método ecológico de cremación que cuenta con un proceso que no sólo emite menos gases de efecto invernadero a la atmósfera, sino que también permite el “reciclaje” del cadáver o, al menos de sus partes artificiales como prótesis e implantes.
Éste proceso comienza con el cuerpo del finado que se envuelve en una funda de seda, se coloca en un ataúd (sólo para el transporte: será reutilizado para el próximo cadáver) y se somete a un proceso de hidrólisis alcalina, lo que viene a ser sumergir el cuerpo en una solución de agua con hidróxido de potasio y calentar la mezcla hasta los 180º, teniendo como resultado un montón de cenizas, similar a las que se producen durante la cremación.
Nombrado liquidificación o hidrólisis alcalina, este método será un proceso en el que todos ganan porque todo es reciclable, señala Sullivan; pero como sabemos… Al mundo le atemoriza lo nuevo.
Las personas están preocupadas porque sus cuerpos se disolverán o porque es un desperdicio de agua, ya que se necesitan 250 galones por cuerpo, pero dicho esto, la empresa señala que pueden ser utilizados también como fertilizantes gracias a los nutrientes que contiene y que la percepción de las personas necesita cambiar.
Esta idea es grandiosa, sólo hace falta que la sociedad se conciente sobre el tema. En el mundo mueren 155 520 personas cada día, esto nos lleva a tener que gestionar más de 44.372.763 cadáveres anuales.