Impacto Ambiental de la Guerra en Gaza: Una Investigación de la ONU Revela Consecuencias Devastadoras
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha iniciado una investigación sobre las graves consecuencias ecológicas derivadas del conflicto armado entre Israel y el grupo islamista Hamás en la Franja de Gaza. Aunque aún no es posible realizar evaluaciones directas en el terreno, el PNUMA está recopilando datos a través de imágenes satelitales y la colaboración con entidades de la ONU presentes en la zona para obtener una comprensión preliminar del daño ambiental causado.
El conflicto ha resultado en un significativo aumento de la contaminación del aire, el suelo y el agua, con la liberación de materiales peligrosos que amenazan el ecosistema y la salud pública. Las instalaciones de gestión de residuos han sufrido daños o han sido destruidas, y el suministro eléctrico ha sido severamente afectado, exacerbando la situación. Se estima que al menos 100,000 metros cúbicos de aguas residuales son vertidos diariamente a la tierra o al mar Mediterráneo, lo que ha provocado altas concentraciones de clorofila, materia orgánica suspendida en las aguas costeras, y la presencia de parásitos gastrointestinales.
La acumulación de escombros es otra preocupación crítica, con una estimación de 22.9 millones de toneladas hasta el momento. La gestión de estos escombros, que pueden contener sustancias nocivas como el asbesto y restos humanos, representa un desafío monumental para la región, dada su extensión y la peligrosidad de los materiales involucrados.
La directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen, ha discutido este tema con Nisreen Tamimi, presidenta de la Autoridad de Calidad Ambiental de Palestina, durante la VI Asamblea de la ONU para el Medio Ambiente (UNEA-6) en Nairobi. Andersen reveló que el PNUMA recibió una solicitud oficial para evaluar los impactos ambientales del conflicto en Gaza, subrayando la importancia de esta investigación para comprender y mitigar las repercusiones ecológicas de la guerra.
El conflicto, que estalló el pasado 7 de octubre, ha tenido consecuencias devastadoras no solo para la población, con más de 30,700 muertes confirmadas entre los palestinos y más de 72,150 heridos, sino también para el medio ambiente. La situación en Gaza es un recordatorio sombrío de cómo los conflictos armados pueden tener efectos duraderos y devastadores en el ecosistema, complicando aún más los esfuerzos de recuperación y reconstrucción en áreas afectadas por la guerra.