Estados Unidos ha lanzado una iniciativa significativa para fortalecer su posición en la industria global de semiconductores, otorgando a Samsung una inversión de más de 40,000 millones de dólares. Este proyecto se enmarca en la Ley bipartidista CHIPS and Science, diseñada para revitalizar la fabricación nacional de chips avanzados.
La inversión permitirá a Samsung expandir sus operaciones en Taylor, Texas, donde se planea el establecimiento de nuevas instalaciones de fabricación de chips. Esta expansión busca incrementar la capacidad de producción de Estados Unidos en semiconductores lógicos avanzados, con el objetivo de alcanzar cerca del 20% de la producción mundial para el final de la década.
El enfoque de las nuevas instalaciones estará en la tecnología de nodos de 4 nm y 2 nm, esencial para sectores de alta tecnología como la inteligencia artificial y la defensa. Esta dirección estratégica no solo busca incrementar la competitividad tecnológica de EE.UU., sino también asegurar su independencia en áreas críticas de la producción tecnológica.
Con esta movida, Estados Unidos pretende no solo responder a las demandas internas crecientes de chips sino también contrarrestar el rápido avance de China en este sector. La iniciativa es un claro indicio de cómo la tecnología y la geopolítica están cada vez más entrelazadas, destacando la importancia de mantener una cadena de suministro robusta y segura.