En un movimiento estratégico para diversificar la cadena de suministro global de semiconductores y reducir la dependencia de las fábricas asiáticas, Estados Unidos ha anunciado una inversión de más de mil millones de dólares en Filipinas. Esta inversión tiene como objetivo ayudar a Filipinas a duplicar sus instalaciones de producción de chips, fortaleciendo así su posición en el mercado global de semiconductores y ofreciendo una alternativa a la producción concentrada en países como Taiwán, China y Corea del Sur.
La secretaria de Comercio de Estados Unidos, Gina Raimondo, reveló esta ambiciosa visión durante un foro empresarial en Manila, destacando la importancia de arreglar una cadena de suministro «demasiado concentrada» en Asia. La administración Biden ha sido clara en sus esfuerzos por reducir la dependencia estadounidense de las naciones asiáticas, especialmente en un contexto de tensiones geopolíticas crecientes, particularmente en torno a Taiwán.
Filipinas, con sus 13 instalaciones de ensamblaje, prueba y embalaje de semiconductores, se encuentra en una posición única para convertirse en un jugador clave en la diversificación de la cadena de suministro. Además de atraer a clientes corporativos estadounidenses, Filipinas posee una riqueza en minerales críticos, lo que la convierte en un destino atractivo para la inversión y la expansión industrial.
Este esfuerzo por diversificar la producción de semiconductores no solo se presenta como una cuestión de «seguridad nacional» para Estados Unidos, sino también como una oportunidad para las naciones del sudeste asiático de fortalecer su economía y establecerse como centros de innovación tecnológica. Con el apoyo de Estados Unidos, Filipinas podría marcar el comienzo de una nueva era en la fabricación de chips y la resiliencia de la cadena de suministro global, ganando un nuevo aliado contra China en la carrera tecnológica.