En un partido de futbol disputado entre Irak y Kazajistán, el equipo local tuvo la suerte de salvarse tres ocasiones consecutivas de recibir un gol.
La escuadra iraquí no podía creer lo que pasaba, al ver como el equipo visitante no lograba la anotación.
Una de las oportunidades de gol más clara fue cuando el disparo de uno de los jugadores golpeó los tres postes del arco y no cruzó la línea.