El confinamiento también incomoda la vida sexual
El confinamiento y los sentimientos derivados de la pandemia inhiben el deseo sexual. El temor a contagiarse hace que las personas eviten el contacto. En su defecto, eligen la autosatisfacción o el sexo cibernético. El distanciamiento social tendrá consecuencias a largo plazo en la sexualidad, pues habrá que recuperar la confianza en el contacto físico.
No solo habrá una crisis de sexualidad, sino de afectividad y todo tipo de contacto personal. Los únicos que se salvarán de la crisis de sexualidad serán los más jóvenes, pues suman dos elementos importantes, “menos concienciación” y una “sexualidad efervescente”. Están claros que forman parte de los grupos menos vulnerables a la COVID-19 y serán los primeros en retornar a la vida sexual activa.
La salud sexual se verá afectada desde el punto de vista de la protección, pues se cierne una alerta sobre una inminente escasez mundial de preservativos. La fábrica malaya de preservativos Karex decidió una importante reducción en la producción de preservativos.
El gigante malayo señala que debido al confinamiento ha tenido que paralizar varias fábricas y circuitos de distribución. Malasia es uno de los mayores productores de preservativos en el mundo y está bajo un estricto confinamiento desde el 18 de marzo.
En el caso de Karex, que fabrica uno de cada cinco preservativos en el mundo, su producción se verá disminuida hasta en 200 millones de preservativos. Al igual que otras empresas, enfrenta dificultades para fabricar y suministrar condones. Karex cerró temporalmente tres fábricas en Malasia y luego de una autorización para reanudar la producción, trabaja solo con el 50% del personal.