Bajas la bici, todo mundo se sorprende de que agarres una bici otra vez, sales a la calle, recuerdas esos momentos de la infancia cuando aprendías el pedaleo, ese diente roto tras una caída, todas tus bicis ordenadas por tamaños, el viaje en bici a Tepotzotlán con tu papá. Después de la regresión, apoyas el pie en el pedal y te preguntas ¿Qué voy hacer?
Hace un año andando por los parques de Ensueños tuvimos la fortuna de conocer a Adolfo Garza, pa´ los cuates «Fofo», los acompañamos hasta el parque ubicado en La Quebrada, claro nosotros en auto debido a la falta de condición, de ganas, de bici y muchísimas más payasadas que me podría inventar ahora. Hablamos de sus proyectos y muchas cosas más, con la promesa de regresar el próximo año y rodar a donde fueran, y así fue.
Cumpliendo con las promesas, me traslado de mi colonia a Ensueños en bici, llego al parque, ya hay bastante gente esperando, salude a unos cuantos, pido aire para la vieja y poco usada bici. Voy preparando micrófono, cámara, empezamos una entrevista, hablamos de lo que sucede en este municipio y lo que pasará, cosas de reporteros. La pizza empieza a correr atrás de nosotros, pizza por aniversario que más se puede pedir.
Pasando el pequeño convivio, comienzo a prepararme para mi largo viaje, a meter cosas a mi mochila, sacar otras, dejando lo que no sirve a mi pequeño equipo. Me muevo de un lado a otro, estoy nervioso, parece que presentaría un examen de titulación. De repente gritan: «¡Vámonos!», mi cabeza me vuelve a preguntar ¿Qué estás haciendo aquí? Sin pensarlo le doy duro al pedal y me digo a mí mismo: «ya me chin…» y ahí fui rondando, rodeado de más de 100 bicis.
En la primeras rectas mi cabeza ya va trazando la ruta y sobre todo las subidas. Cruzas, te unes a las avenidas principales y gritan: «¡tope!», y se escucha hacia atrás con gran eco. Apenas superas las primera subida y piensas que lo vas a lograr, llegas a la segunda frente al Albatros y te vas arrepintiendo, conforme te vas acercando empieza a parecerse al Everest. Empiezas con gran ímpetu y acabas casi sin alma. La gente va rezagandose y de pronto paramos para esperar a los que la gran pendiente les ganó la batalla.
Ya casi llegamos, cambio las velocidades de mi bici y mi cadena de pronto decide trabarse. Trato de arreglarla rápido, no hay mucha luz, cuando el ingeniero ciclista se acerca rápidamente y con la fuerza de 10 elefantes atiende mi vehículo y en menos de un parpadeo que me dice: «ya está». Pienso «ya se la sabe», y ahí vamos a gran velocidad para alcanzar a la tribu. Una subida más, ya se parece a Perinorte, cuando de repente gritan «ya llegamos». Mi alma regresa al cuerpo.
Sudado, despeinado y sin perder el estilo, sigo entrevistando gente, nos informan que hicimos 9 kilómetros. Nuestro pequeño logro parece minimizado ante los grandes logros de las personas que nos rodean. Formamos un equipo, hacemos «la reta»…Gol gana. ¡Goool! del reportero, celebré como si fuera el mundial de Brasil.
Nos dicen que hay que regresar, recuerdo el plan original de regresar en automóvil más tranquilo a casa. Me armo de valor, le informo a mi equipo que volvería a casa como llegue, en bici. Me da la bendición y me amenaza con no ir a rescatarme por si me da un calambre. ¿De dónde saqué fuerza? Tal vez se volvió un reto personal, alguna fuerza cósmica o alguna chica guapa me motivo a seguir pedaleando.
Vas regresando, escuchas la música de la gente que va alrededor, si gustas un género puedes ir más adelante o atrasarte un poco y escuchar uno totalmente diferente. Si pudieran bailar en bici estoy seguro que lo harían. De pronto gritan: «¡hoyo!», y pienso que ha de ser muy cansado ir gritando así en este municipio lleno de hoyos.
Nos detenemos en Tepalcapa, algunos compran líquidos para recuperarse, volteas a ver y notas gente cansada pero con una gran sonrisa. De pronto me veo a mí mismo, cansado pero contagiado de alegría, de pronto me llega a la mente algo que sencillamente cerro la noche: Biciverde no es ir y andar en bici solamente, Biciverde es una invitación a hacer comunidad, la bici es el pretexto.
¡Feliz 4to Aniversario!