Recientemente, la tensión entre los taxistas tradicionales y los conductores de Uber en Cancún, México, ha resurgido. A pesar de un acuerdo previo para reducir la hostilidad, se han reportado nuevos incidentes de violencia. Los conflictos incluyen ataques físicos a vehículos y agresiones verbales a conductores de Uber, particularmente en áreas concurridas como el Aeropuerto Internacional de Cancún y algunos hoteles locales.
Uber ha enfrentado desafíos significativos en Cancún desde su llegada en 2016. Inicialmente, la falta de concesiones legales generó enfrentamientos con taxistas. Aunque en 2018, con la introducción de una nueva Ley de Movilidad, Uber pudo reanudar operaciones, los conflictos continuaron, manifestándose en protestas y bloqueos por parte de taxistas, especialmente en Chetumal y Playa del Carmen.
En respuesta a los continuos desafíos, Uber obtuvo un amparo en 2023 que le permitió operar legalmente en el estado. No obstante, se informó que algunos taxistas exigían pagos exorbitantes a los conductores de Uber por entrar en zonas que consideraban exclusivas, lo que intensificó la tensión.
A finales de 2023, se alcanzó un acuerdo para aliviar la tensión, permitiendo a los taxistas aparecer en la aplicación de Uber como una opción más bajo la categoría de «taxi convencional». Este sistema promovía la seguridad y la convivencia pacífica mediante la integración de tecnologías como Ride Check, que detecta anomalías durante los viajes.
A pesar de los esfuerzos por mantener la paz, la situación actual refleja una falta de soluciones duraderas. Hasta el momento, Uber no ha emitido un comunicado oficial sobre los últimos incidentes, y las autoridades locales aún no han tomado medidas claras en respuesta a las nuevas agresiones.