Un reciente informe ha alertado sobre el incremento significativo en el número de personas que recurren a la inteligencia artificial (IA) como apoyo psicológico. Este fenómeno ha generado preocupación entre los profesionales de la salud mental, quienes señalan los posibles riesgos y limitaciones de depender de tecnologías automatizadas para tratar problemas emocionales y psicológicos.
La facilidad de acceso a aplicaciones y plataformas de IA ha permitido que más individuos busquen ayuda en estas herramientas, especialmente aquellas que ofrecen servicios de chatbot diseñados para escuchar y responder a problemas personales. Sin embargo, los expertos subrayan que, aunque estas herramientas pueden ser útiles en ciertos contextos, no pueden reemplazar el cuidado y la atención personalizada que ofrece un terapeuta humano.
Entre las principales preocupaciones se encuentra la falta de empatía y comprensión profunda que una IA puede ofrecer, aspectos fundamentales en el tratamiento psicológico. Además, existe el riesgo de que las personas con condiciones serias no reciban el tratamiento adecuado, ya que las IA no están equipadas para manejar situaciones complejas que requieren la intervención de un profesional capacitado.
El Dr. Manuel Sánchez, psicólogo clínico, señala que “aunque la IA puede ser una herramienta complementaria, no debe ser vista como una solución completa para problemas de salud mental. Es crucial que las personas tengan acceso a profesionales que puedan ofrecer una atención adecuada y personalizada.”
Además, se ha resaltado la importancia de regular y supervisar el uso de estas tecnologías para asegurar que se utilicen de manera ética y segura.
A medida en que la tecnología avanza, es esencial encontrar un equilibrio entre aprovechar sus beneficios y asegurar que no se descuiden los aspectos humanos fundamentales. La conversación entre expertos y desarrolladores de IA continúa, buscando formas de integrar la tecnología de manera segura y efectiva en el ámbito de la salud mental.