¿Apocalipsis ahora?

Si estas leyendo esto hoy, 21 de diciembre del 2012, probablemente te habrás dado cuenta que no ha pasado nada, ni pasará o tal vez no conocemos la hora exacta en que esto se vaya a venir abajo.
Desde que el hombre tiene memoria, siempre ha estado persiguiendo las fechas referentes al fin del mundo. A través de los siglos han surgido múltiples personajes, llamados profetas, que nos han hablado sobre el futuro. El más famoso de estos es Michel de Nostredame, mejor conocido como Nostradamus, quien predijo el gran incendio de Londres en el año 1666, el nacimiento de Hitler y su caída, el atentado de de las Torres Gemelas, entre otros.
Hoy en día  las profecías mayas nos pusieron como límite este mismo día. De acuerdo al calendario maya, los ciclos duran 5200 años, mismos que este viernes culminan, pero no para acabar como tal, si no para simplemente volver a comenzar.
Las profecías mayas fueron malinterpretadas haciéndonos creer que hoy, 21 de diciembre, deberíamos estar sucumbidos en medio de terribles terremotos, incendios, inmensos meteoritos, inundaciones, monstruos, demonios, extraterrestres y hasta zombies. Aunque muchos de estos episodios de Hollywood han sido soñados por miles de fans, sentimos decirles que tendremos que seguir con nuestras aburridas vidas de oficinistas, amas de casa, vendedores, estudiantes. Soportando los problemas del transporte público, la delincuencia, los políticos de siempre y el pago de impuestos.
Lo cierto, y que casi nadie dice, es que se dio el descubrimiento de un nuevo calendario maya del siglo IX en la zona arqueológica de Xultún, en Guatemala. Se menciona que dicha pieza hace referencia a 17 ciclos, lo cual contradice la posibilidad de que el fin del mundo sea en este año. Es por ello que ahora esta prueba desmiente la posibilidad de que el mundo llegará a su fin en 2012 y que la vida continuará al menos 7 mil años más.
Lo que si es claro es que un día este planeta dejará de ser habitable, pero para que eso pase, aún faltan miles de años y ninguno de nosotros seguiremos con vida, así que dejemos que los de esos días se preocupen. Lo único que nos resta es vivir como si fuera el último día de nuestras vidas.