El presidente Andrés Manuel López Obrador recibió con satisfacción la decisión del Instituto Nacional Electoral (INE) de no censurar las conferencias matutinas, desestimando así la solicitud de Xóchitl Gálvez Ruiz, candidata presidencial de la coalición Fuerza y Corazón por México (PRI, PAN y PRD). Para el mandatario, la petición era más que una simple discrepancia política, la consideró una «aberración» y un «acto desesperado».
En palabras llenas de convicción, López Obrador expresó que la determinación del INE representaba «una muy buena noticia», evitando lo que él calificó como una «violación flagrante a la Constitución» y una afrenta al derecho del pueblo a la información consagrado en el artículo sexto y séptimo de la Carta Magna. Para el presidente, la solicitud en sí misma fue denigrante, percibiéndola como un intento de censura para acallar el debate y el diálogo fundamentales en una democracia vibrante.
Sin embargo, el presidente no se limitó a celebrar la decisión del INE, sino que arremetió contra la oposición, acusándola de actuar por desesperación y cometer una serie de errores. Desde su perspectiva, la solicitud de cancelación de las conferencias matutinas era solo un síntoma de una estrategia política fallida por parte de sus opositores.
La resolución del INE, que rechazó la solicitud de los partidos PAN, PRI y PRD de prohibir las mañaneras, fue unánime. Los consejeros argumentaron que ya existían precedentes establecidos por la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, los cuales indicaban la necesidad de analizar cada caso de manera individual. Además, descartaron tomar medidas adicionales para regular el uso de programas sociales durante las campañas electorales, al considerar que las normas existentes eran suficientes para establecer límites sobre las políticas sociales.