En el marco del Día del Agua, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha puesto de relieve una problemática crítica en Latinoamérica y el Caribe: el acceso limitado al agua potable y el consumo de agua no apta. Según datos recientes, un 3% de la población de la región, equivalente a 17 millones de personas, enfrenta dificultades para acceder al agua o se ve obligada a consumir agua de fuentes no seguras. Además, más de 160 millones de personas carecen de acceso a agua segura, una cifra alarmante que subraya la magnitud del desafío.
La situación del saneamiento en la región no es menos preocupante. Más de 430 millones de personas no tienen acceso a servicios de saneamiento seguros, una carencia que afecta directamente a la salud y seguridad de las comunidades. La falta de sistemas de alcantarillado en áreas urbanas afecta a 300 millones de personas, y más de diez millones defecan al aire libre, exponiéndose a riesgos sanitarios significativos.
A pesar de que Latinoamérica alberga el 31% de las reservas de agua dulce del mundo y ha logrado avances en la provisión de servicios de abastecimiento de agua, persiste una brecha notable entre el suministro de agua gestionada de forma segura en zonas rurales y urbanas. Esta disparidad subraya la necesidad de intensificar los esfuerzos para garantizar el acceso equitativo al agua potable en toda la región.
El cambio climático y fenómenos como El Niño han exacerbado el estrés hídrico en Latinoamérica y el Caribe, provocando sequías más intensas y persistentes. Esta situación ha tenido un impacto devastador en la agricultura y ha contribuido a la migración masiva hacia el norte, generando tensiones sociales y políticas con países como México y Estados Unidos.
La crisis hídrica también ha afectado infraestructuras críticas como el Canal de Panamá, cuyo caudal de agua se ha reducido drásticamente, comprometiendo el tránsito de mercancías. Además, la contaminación de las fuentes de agua por actividades mineras, tanto legales como ilegales, plantea un grave problema ambiental, especialmente en la extracción de litio, esencial para la tecnología de energías renovables y vehículos eléctricos.
Ante este panorama, la ONU enfatiza la importancia de la financiación climática y el multilateralismo como herramientas clave para abordar los desafíos relacionados con el agua en la región. Solo a través de la cooperación internacional y el compromiso con el desarrollo sostenible será posible superar estos obstáculos y garantizar el acceso al agua para todos.